O la historia que se repite
A los pocos meses del golpe de Estado triunfante de Pinochet y sus secuaces, Miguel Herberg, utilizando unas vías que hoy nos parecen increíbles, lograba realizar con grave riesgo de su vida un reportaje filmado de los -para el régimen militar inexistentes- campos de prisioneros de Chacabuco y Pisagua. Gracias a este reportaje filmado, dado a conocer al mundo tras su salida espectacular de Chile, el gijonés Miguel Herberg dio rostro a los desaparecidos y salvó innumerables vidas que de otro modo hubieran desaparecido definitivamente.
A pesar de la importancia que tuvo en su momento, no pudo publicarse en España por causa de la dictadura y posteriormente se fue demorando su publicación. Y aunque en la actualidad ha perdido parte de su importancia como denuncia de la barbarie represiva de los militares golpistas chilenos, conserva en su totalidad su riqueza como documento histórico de aquel proceso bárbaro.
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