Las Trece Rosas fueron acusadas de perpetrar un atentado contra un militar franquista en el que murieron tres personas, incluso aunque algunas de ellas estaban ya en la cárcel cuando se produjeron los hechos. Un Tribunal Militar las condenó a muerte y fueron fusiladas en la madrugada del 5 de agosto de 1939 junto a la tapia del cementerio de la Almudena de Madrid, siendo su único «delito» formar parte de las Juventudes Socialistas Unificadas. Esa madrugada, junto a las trece muchachas, fueron fusilados también 43 hombres, muchos de ellos militantes de las JSU y del PCE.
Madrugada del 5 de agosto de 1939. Una descarga atronadora retumba en el silencio del día que comienza a despuntar. Después, con una cadencia monótona, suenan los disparos secos del jefe del pelotón de fusilamiento que remata a las víctimas, una a una, con el tiro de gracia. Las presas de la prisión de Ventas, que desde hace horas esperan ese fatídico momento, cuentan en voz baja: «uno, dos, tres trece».
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