Antes de la invasión de Irak los arqueólogos norteamericanos informaron a su gobierno de los sitios y lugares arqueológicos que debían preservarse de la destrucción. Sin embargo la información fue utilizada por los EEUU para todo lo contrario, destruir y arrasar lo más emblemático del acerbo histórico iraquí, se trataba de borrar sus señas de identidad como pueblo, borrar su memoria histórica.
Más de un millón de libros se quemaron o perdieron en la Biblioteca Nacional. Documentos básicos de la historia de la civilización, del origen mismo de la cultura y del hombre. En un piso superior del edificio de la Biblioteca, ardió el Archivo Nacional. En el Museo Arqueológico de Bagdad fueron robados más de 15 mil objetos valiosos, únicos.
Después, a partir de la entrada de los ocupantes en Bagdad, violando disposiciones internacionales que los obligaban a proteger el patrimonio cultural del país ocupado, se inició el robo, el saqueo y ardió la tea incendiaria, provocando tal vez la destrucción cultural más grande de la historia.
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