El vecindario de Higueruela (Albacete, España) está harto del campo de maniobras que el ejército instaló en su pueblo durante la dictadura franquista. Lo peor es vivir en peligro. Ya sea por el temor a los proyectiles que se salen de la zona de tiro, por los distintos tipos de accidentes que pueden ocurrir o por los “efectos colaterales” de los productos químicos que se utilizan en la Sierra.
Pero son también las molestias de todo tipo, como los ruidos, los cortes de carretera, los cercados, el tráfico de vehículos militares, y el hecho de comprobar que un terreno de 14.000 hectáreas se está echando a perder. Y no se trata sólo de aprovechar el terreno para una actividad útil, sino de evitar el deterioro ambiental provocado por los ejercicios militares. Sin embargo, a pesar de todas las quejas del vecindario de la comarca, lo más tenebroso del Campo de Tiro y Maniobras de Chinchilla es la finalidad para la que se creó y para la que se sigue utilizando día a día: entrenarse para la guerra; para matar y destruir de la manera más eficaz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario