Miguel Bakunin
"Por último, cabe señalar
que la propaganda personal, incluso la ejecutada por los hombres más
revolucionarios del mundo, no sería capaz de ejercer excesiva influencia entre
los campesinos. Para éstos, las palabras no significan estímulo, pues las
consideran sólo eso: meras palabras, a menos que vayan acompañadas de hechos inmediatos
y palpables.
¿Qué hacer entonces? Sería preciso crear un cuerpo de
voluntarios que fueran al campo en calidad de agitadores de la Revolución. Regla general: todo aquel que
quiera difundir la
Revolución, debe ser un revolucionario declarado. Para sacar
del letargo a las personas es necesario tener al mismísimo diablo en el cuerpo.
En caso contrario, sólo se conseguiría pronunciar un discurso de mero trámite
que no produciría los efectos deseados; se crearía mucho ruido para cosechar
pocas nueces. Para poder despertar y provocar la revolución a su alrededor,
es preciso que la lleven dentro de sí
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