Todos los seres vivos necesitamos el agua para vivir. Por ello el agua es un derecho humano. Más del 75% de nuestro cuerpo esa agua y la mayoría de la superficie de la tierra está cubierta por ella. Ahora, la ambición ha llevado a las empresas trasnacionales -con la ayuda de los gobiernos nacionales- a buscar los mecanismos para apropiarse del vital líquido lo que se prevé como la principal fuente de las guerras para el Siglo XXI. La privatización del agua, sus fuentes, su distribución y su comercialización, se está llevando a cabo por todo el mundo bajo la OMC, el Banco Mundial, el FMI, otros bancos y supuestos tratados de libre comercio. Pero con ello también la privatización de las grandes presas y la energía eléctrica que generan. Más del 60% de los grandes ríos del mundo se han represado y van por más.
La industria refresquera, de agua embotellada, de energía eléctrica, entre otros sectores, van por todo. Sin embargo, se han encontrado con algo más fuerte: la conciencia de la sociedad, su resistencia, su lucha contra la apropiación del agua en pocas manos y, sobre todo, la búsqueda de alternativas para lograr que, efectivamente, el agua sea un derecho humano. ¡Por que el agua alcanza para todos y todas!
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